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EL PERFECCIONISMO.

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Es la creencia irracional de que la perfección puede y debe ser alcanzada. Todo lo que no es perfecto es inaceptable.

Existen dos tipos de Perfeccionismo:

  • El Perfeccionismo es positivo: Cuando disfrutamos de lo que hacemos, creemos en el trabajo bien hecho, procuramos terminar bien las cosas, ponemos ilusión en cuidar los detalles, estamos satisfechos del trabajo realizado.

Puede favorecer la superación y el desarrollo personal. Nos sentimos libres para ser menos precisos o rigurosos, llegado el caso, si la situación lo requiere o aconseja; toleramos la duda razonablemente sin esperar que su actuación no dé lugar a duda alguna en ningún aspecto y para nadie; finalmente, podemos desconectar de la situación una vez fuera de ella.

  • Perfeccionismo negativo: Cuando conseguir la perfección se convierte en nuestra única prioridad.

  • Puntos a tener en cuenta del perfeccionismo negativo:

  • Nos hace vivir tensos.

  • Nos angustiamos con facilidad.

  • Nos da miedo equivocarnos y cometer errores.

  • No disfrutamos de nuestros logros.

  • La necesidad de tener la aprobación de los demás y de nosotros mismos.

  • El temor al rechazo.

  • Una actitud autocrítica, muy negativa, y hacia los demás.

  • Un pensamiento extremista, en donde sólo existe todo o nada, bueno o malo y no vemos puntos intermedios.

  • La percepción equivocada de nosotros mismos y de la realidad, al creer que es posible que todo lo que una persona hace, salga siempre perfecto.

  • Calificamos los errores como fracasos.

  • Nos calificamos y valoramos como persona, en función de los éxitos o fracasos que tenemos, nos podemos sentir fracasados o inútiles con facilidad.

  • Perdemos horas y horas tratando de hacer un trabajo "perfecto", cuando uno más "mediocre" estaría bien.

  • Nos pasamos rehaciendo y rehaciendo cada documento.

  • Nuestra casa nunca nos parece lo suficientemente limpia u ordenada. 

  • Siempre estamos posponiendo cosas, esperando que se den todas las condiciones adecuadas (o nunca le parecen suficientes)

  • Nunca delegamos nada, porque le parece que nadie lo haría tan bien como nosotros.

  • Siempre demoramos cualquier compra (un regalo, por ejemplo) porque nunca encuentra algo perfecto.

  • La gente piensa que somos difíciles de complacer.

  • Con frecuencia nos dicen que hicimos "más de lo necesario".

  • No queremos probar cosas nuevas (como un deporte) por miedo a "no hacerlo bien" 

  • No toleramos la frustración, y queremos ganar todo.

  • Cuando no lo logramos, o juzgamos que nuestro desempeño no fue el adecuado (en un deporte, por ejemplo) nos ponemos de mal humor y nos quedamos pensando y pensando... o nosotros.

¿Cómo son las personas que tienen ese grado de perfeccionismo?

Son personas muy inseguras de sí mismas, con sentimientos de inferioridad, muy autocríticas con ellas y los demás y con baja autoestima.


¿Se puede dejar de ser tan Perfeccionista?


Rotundamente SÍ. El perfeccionismo no es mas que un hábito y como tal se puede cambiar. El primer paso para solucionarlo es reconocerlo y aceptarlo. Pero con eso no basta, necesitamos trabajar todos los días en el fortalecimiento del nuevo hábito, hasta que éste sustituya al anterior.


Debes entender que NO es necesario que algo este perfecto, de hecho, por mucho que te empeñes nunca lo estará, porque la perfección no existe. Conque lo hagas bien, habrás hecho un buen trabajo.

Analiza la diferencia entre tratar de mejorar, cuando es posible y tener que hacer las cosas perfectas.


Trata de analizar tus expectativas de perfección y de replantearlas.

Lee el listado negativo anterior, e intenta ver con cuales te sientes identificad, ahí encontrarás los motivos por los que necesitas dar ese paso, eso te motivará a cambiar. En el verás el costo que el perfeccionismo ha tenido en tu vida.

Haz una lista de tus limitaciones y acéptalas como una parte de ti, sin devaluarte por ello. No es fácil ver nuestros defectos o debilidades, se necesita mucho valor, pero puede ser la llave del éxito y el bienestar. ¿Te atreves a cambiar?

Es muy importante reconocer que cometer errores es una característica del ser humano, de la que debemos aprender para seguir evolucionando como persona. Un punto a tener muy en cuenta, es que el valor personal
no depende de tus logros. Tu vales por ti mism@, por ser como eres.
Es imposible saberlo todo y hacerlo todo bien. Se aprende errando y de la experiencia.

Ante una situación que no resultó como querías, ¿puedes separar lo bueno de lo malo?

Plantéate metas que sean alcanzables para ti y no te compares con los demás.
Limita tu actividad poniendo un tiempo razonable de ejecución y energía para el logro de tus objetivos.

Aprende a no darle tanta importancia a la critica de los demás y empieza a disminuir la tuya, intenta que sea constructiva en vez de destructiva, esta ultima solo te hace daño.

Pensábamos que algo podía ser perfecto o imperfecto. Pues es ese pensamiento es erróneo, porque al igual que entre el negro y el blanco hay una gama variada de grises, aquí también la hay. Puede estar perfecto, casi perfecto, muy bien hecho, bien hecho, regular,... etc.

La expresión de "Y SI" aléjala de ti, las preocupaciones, cuando vengan los problemas ya nos ocuparemos de ellos, no adelantamos nada anticipando lo que va a pasar si no lo sabemos. Crea un malestar innecesario.


Disfrutemos del momento presente, de la actividad que hagamos, hay muchas cosas hermosas que nos estamos perdiendo y solo vamos a vivir una vez.

 Es importante conseguir reírnos de nuestros errores. El humor nos ayudará a quitarle importancia y no nos afectará tanto. Cuando lo consigamos nos daremos cuenta que ya no nos afecta tanto.

Si aprendemos a respirar y a relajarnos, esto nos dará una mayor sensación de seguridad y de control sobre nuestra vida.
Eres un ser imperfecto, que hace algunas cosas bien, otras regular y algunas mal, como todos los seres humanos en este mundo.

Tenemos asignaturas pendientes muy importantes, como aprender a querernos, valorarnos y respetarnos, que nos ayudara a vivir en armonía con los demás y con nosotros mismos.

RECUERDA: LA PERFECCIÓN NO EXISTE. MIENTRAS MÁS NOS CRITIQUEMOS Y EXIJAMOS LO ÚNICO QUE CONSEGUIREMOS, ES DAÑAR NUESTRA AUTOESTIMA Y ALEJAR DE NOSOTROS LA FELICIDAD.


 

LA PACIENCIA.

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La paciencia es muy importante y necesaria para mantener el equilibrio físico y mental. Nos ayuda a sobrellevar mejor cualquier contratiempo o dificultad.

La persona paciente afronta la vida de una manera optimista, tranquila y siempre en busca de armonía.
Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero en primer lugar, con uno mismo.

Es fundamental sobre todo, para aquellas personas que tienen algún problema de salud, porque evita que se agraven más sus síntomas por el estrés, la irritabilidad, la ansiedad, etc.

Cuando conseguimos conservar la calma, podemos tener mayor sensación de control, nos ayuda a pensar mejor y a encontrar soluciones más efectivas, también conseguimos ser más felices. Esto hace que se confíe en el futuro, y se disfrute más del presente y de la vida.

Los enemigos de la paciencia son las prisas, la impaciencia, la irritabilidad, el estrés, la ansiedad... todas aquellas emociones que nos alteran y puedan robar la tranquilidad. Aprender a controlarlas, nos ayudara a recuperar o a mejorar nuestra salud.

Cuando perseguimos una meta impacientemente, nuestra respiración se acelera y se entrecorta, nuestros movimientos son imprecisos y nuestros pensamientos quedan fuera de control. Al correr de aquí para allá podemos cometer demasiados errores.

La impaciencia debilita tanto el cuerpo como la mente. Por eso hay que tomarse enserio este asunto. No ganamos nada y podemos perderlo todo, porque al fin y al cabo, ¿hay algo más valioso que la salud? .Y si por circunstancias ya si la tenemos debilitada, terminar de perderla es un lujo que no nos podemos permitir.


Ej.: En un atasco, o en otra circunstancia estresante, de que nos sirve atacarnos de los nervios, gritar como un poses@, irritarnos, impacientarnos... no conseguiremos que se resuelva, lo único que estamos es contribuyendo al ambiente de crispación y malestar general. Aparte de estresarnos, y poner en peligro nuestra salud, al llegar a casa en ese estado, tenemos todas las papeletas de meter la pata, pagándola con quien menos se lo merece, nuestra familia. La próxima vez que os encontréis en una situación que os pueda alterar, pensar lo importante que es guardar la calma, respiráis profundamente, contáis hasta diez si es necesario o más, si podéis poner música la ponéis e intentáis desconectar...

En fin, reflexionemos almenos para ser concientes de ello y poder cambiar estos hábitos tan nocivos para la salud.

La sabiduría popular afirma que la paciencia es el arte de saber esperar.

 

¿Cómo puedo recuperar la paciencia?

 

  1. Aprender y practicar la relajación. Al estar mas tranquil@s se ve la vida de otra óptica mas positiva. Es conveniente hacerlo a diario.


  1. Aprendiendo a respirar correctamente. Normalmente, sobretodo las mujeres solemos hacer una reparación clavicular, en la que la sangre se oxigena poco y el corazón tiene que latir mas veces. Esto hace que resulte más complicado controlar la ansiedad. Sin embargo si la cambiamos por la respiración abdominal, el aporte de oxigeno será mayor y conseguiremos controlar mejor los síntomas del estrés, ansiedad, etc.

La respiración abdominal consiste en: inspirar por la nariz lentamente, mientras observas como sube la zona abdominal, puedes poner una mano en esta zona para ser más consciente del movimiento. No la fuerces, llénala respetando su limite natural. Reten durante unos segundos el aire dentro y después expúlsalo por la nariz lentamente. Repítelo durante el tiempo que estimes conveniente.


  1. Reduce tu actividad y dedícate tiempo para poder disfrutar de ti y de tu entorno.

  2. Centra tu atención en los pequeños placeres de la vida, saborear un café, disfruta de una apuesta de sol... etc.

  3. Intenta en la medida de lo posible, no estar tan pendiente del reloj. Si te lo puedes quitar mejor que mejor.

  4. Ante los problemas soluciones. No te enganches al dolor o a los problemas, no te identifiques con ellos. Confía en que todo se solucionara, tarde o temprano de la mejor forma.

  5. Las cosas ocurren por algún motivo, aunque no lo entendamos. Normalmente ocurren para enseñarnos algo. Presta atención a ver que quieren enseñarte.

  6. Miedos o preocupaciones por el futuro. Son innecesarias y traen consigo mucho sufrimiento. Cuando se presenten ya nos ocuparemos de ellos. Antes no solucionaremos nada. Y si no tiene solución, para que nos vamos a preocupar.

  7. Salir con tiempo de casa y reducir el paso. El andar rápido, elevan nuestros niveles de ansiedad.

  8. Intenta lucir tu sonrisa, todo lo que puedas, reduce el estrés y puedes alegrarle la vida a las personas de tu entorno.

  9. El humor es saludable y la mejor medicina. Si te tomas la vida con humor, todo es más llevadero.

  10. No te tomes las ofensas como algo personal, posiblemente la persona que te arremete, no tiene nada en contra tuya, solo se desahoga contigo. Es con él/ ella o mism@ con quien tiene su malestar.

  11. Dos no se pelean si uno no quiere. Evita discutir acaloradamente, te alteras y no sale nada productivo de ello. Solo sirve para hacerte sentir mal. Si alguien te grita, o te eleva la voz, coméntale a esa persona que hablaras cuando se calme, en esas condiciones No y mantente en esa postura.

     Para entenderse no hay que elevar la voz.

     Respeta a los demás y hazte respetar.


  1. Aleja de ti las autocríticas, críticas hacia otras personas o cotilleos. Son negativas, y pueden hacer mucho daño.

  2. Intentemos no juzgarnos y no juzgar a los demás. Todos lo intentamos hacer lo mejor que podemos, dadas nuestras circunstancias. Moléstate en conocer a los demás antes de juzgar.

  3. Que el que dirán no te impida disfrutar de la vida. Que digan lo que quieran ese problemas de ellos. Tienen derecho a opinar aunque a nosotros no nos guste lo que opinen o no estemos de acuerdo.

  4. Cada persona es única y especial, no podemos compararnos porque somos distintos y sólo se pueden compara dos cosas iguales.

  5. Come despacio, saborea la comida, mastícala bien, tomate tu tiempo. Esto nos ayudara a bajar el ritmo, a disfrutar más y a ser más consciente de lo afortunado que somos por poder hacerlo.

  6. El pasado quedo atrás, saca el aprendizaje que puedas, pero que no te amargue la existencia, lo pasado, pasado está. Y paso para hacernos más fuerte y para enseñarnos habilidades y conocimientos que no teníamos.

  7. Por sentirte culpable, ni vas a ser más bueno ni más malo, solo te vas a amargar la vida. Perdónate y perdona a los demás. No pudiste hacerlo mejor, ellos tampoco. Aprende de ello y sigue adelante.

  8. No sufras por los errores, acepta que es normal equivocarse y se comprométete a intentar enmendarlo, si no puedes que te sirva de lección para la próxima vez no volver a cometerlo.

  9. Siéntete agradecid@ por lo afortunad@s que somos, tenemos agua potable, luz, comida, ropa, personas que nos quieren, paisajes preciosos y muchas más cosas de las que pensamos. No te centres en lo que no tienes y da las gracias por lo que recibimos todos los días y no somos conscientes de ellos.


ARTICULO SOBRE LA PACIENCIA:

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paciencia-p.jpgLa energía equilibrada de la paciencia, irradia en nuestro corazón una actitud amigable y productiva que impregna cada aspecto de nuestra existencia.

 

La paciencia es el ingrediente secreto que enriquece la vida. Esta delicada amiga se encuentra siempre relajada, es permisiva y nos concede tiempo para valorar la experiencia, así como para profundizar la relación que establecemos con nuestro entorno. Con ayuda de la paciencia podemos enfrentar el futuro con seguridad y confianza, porque en el presente nuestros sentidos están satisfechos. Aun cuando los obstáculos ensombrezcan nuestro camino,sabemos que con ayuda de la paciencia pueden ser vencidos.

 

Una vida en la que no se intenta desarrollar la paciencia, semeja una situación en la que se pretende labrar un campo sin la ayuda de unos bueyes que tiren del arado: los surcos quedan disparejos y poco profundos, haciendo el trabajo duro y frustrante. Sin embargo, con el fuerte y perseverante auxilio de la  paciencia podemos arar surcos rectos y profundos; gracias a nuestro esfuerzo obtenemos una cosecha abundante: nuestra experiencia fluye suavemente y cada una de nuestras actividades cuenta con un propósito.

 

Hoy en día rara vez asociamos la idea de la fuerza y la confiabilidad con la paciencia. Incluso se llega a considerar que la paciencia es un signo de pasividad, de debilidad o de falta de inteligencia. Puesto que la paciencia podría parecer una cualidad lenta o demasiado gradual, es posible pasar por alto su valor y elegir, en cambio, un curso de acción más fácil y más rápido. La tecnología ha acelerado el ritmo de nuestra vida; asimismo, nos ha condicionado a pensar que con poco o ningún esfuerzo todas las tareas pueden ser realizadas y todos los problemas resueltos.

 

Cuando nos mostramos impacientes parecemos niños mimados que creen que siempre obtendrán lo que desean en el acto. Si encontramos obstáculos o problemas que no pueden ser resueltos rápidamente, nos sorprendemos y somos vencidos con facilidad. Por lo tanto, es muy común extraviarse en fantasías cuando surgen conflictos, en lugar de examinar honestamente la situación y de realizar acciones definitivas para cambiar las dificultades.

 

Desafortunadamente, con este tipo de actitud sólo conseguimos que nuestros problemas no resueltos sean como mosquitos que nos molestan hasta el fastidio.

 

La impaciencia conlleva crudos y pesados elementos que debilitan tanto el cuerpo como la mente. Cuando perseguimos una meta impacientemente, nuestra respiración se acelera y se entrecorta, nuestros movimientos son imprecisos y nuestros pensamientos quedan fuera de control. Al correr de aquí para allá podemos cometer demasiados errores. Y si no logramos lo que nos habíamos propuesto empezamos a experimentar ansiedad y a desanimarnos.

 

Consecuentemente, nuestro potencial para la acción inteligente y positiva queda neutralizado. Perdemos confianza en nosotros mismos ya que en última instancia, la impaciencia nos vuelve vulnerables. La impaciencia traiciona nuestros esfuerzos y puede llegar a persuadirnos de abandonarlo todo, justo cuando nos acercamos a la meta. Si caemos en el hábito de no cumplir nuestros propósitos nos volvemos más duros con nosotros mismos y llegamos a creer que todo lo que emprendemos terminará fracasando. Es éste el peor resultado de la impaciencia, porque una vez que hemos perdido la esperanza ni siquiera el camino espiritual puede llevarnos a ningún lado. Dejamos de cultivar el propósito de nuestra práctica y perdemos la confianza en el valor de nuestra meta.

 

La paciencia es el mejor antídoto contra este tipo de dificultades. Su suave y complaciente energía puede llevarnos a aceptar y trabajar con nuestra experiencia, en lugar de luchar en su contra. Entonces, toda nuestra experiencia, ya sea positiva o negativa, puede ser valorada. Sin embargo, irónicamente, el hecho de reconocer que necesitamos desarrollar paciencia nos puede hacer sentir impacientes por lograrlo. Así pues, en lugar de cultivar la paciencia, reñimos con nuestra impaciencia cada vez que aparece: al descubrirnos ansiosos lo que intentamos es imponer la calma.

 

Curiosamente, la impaciencia y la ansiedad pueden ser nuestras más valiosas maestras en la práctica de la paciencia. Sea receptivo a la ansiedad, ya que puede tratarse de una valiosa señal que le indica que necesita relajarse y abandonar sus expectativas o exigencias consigo mismo. Es importante que aprenda a reconocer cómo surge la impaciencia. Observe las limitaciones de su energía física y mental, así como la urgencia de sus pensamientos y acciones; contemple cómo la impaciencia fomenta la idea de que la vida no tiene sentido.

En lugar de ir en pos de la paciencia, relájese y deje que ésta llegue. Relaje la tensión de su cuerpo, expanda su concentración y permita que la energía emocional fluya. Consienta que la cálida y tranquilizadora energía de la paciencia emerja y fluya a través de su cuerpo fácil y libremente. Esta es la práctica de la paciencia.

Cuando detecte que comienza a impacientarse quizás pueda retirarse hacia un lugar más fresco; tal vez pueda dar un paseo en un sitio alto, dónde el aire sea más puro. Este ambiente puede ayudar a cultivar una tranquila y hermosa atmósfera en nuestro interior.

 

Otra manera de transformar la impaciencia, la ansiedad y las emociones, es utilizando colores. Elija un color que le guste y permítase disfrutar sus cualidades. Después, evoque el color en su conciencia, permitiéndole impregnar y curar la impaciencia experimentada. Puede extender el ejercicio evocando imágenes de flores, obras de arte u otros objetos bellos. Invítelos a su conciencia y disfrute de su encanto y armonía. Entonces permita que sus formas transformen la cualidad fragmentada de la impaciencia en la agradable y suave energía propia de la paciencia.

Se trata de una cualidad que nos permite tornar las dificultades a nuestro favor. La paciencia es como el mejor amigo: con él nos sentimos cómodos y aceptados. Podemos sentirnos muy malhumorados, indecisos o críticos, pero la paciencia lo tolera todo, protegiéndonos en un nivel más profundo. La energía equilibrada de la paciencia fluye con facilidad por todo el cuerpo, irradiando una actitud amigable y productiva que va desde nuestro corazón hacia nuestro trabajo y nuestras relaciones interpersonales, produciendo un efecto positivo en cada aspecto de nuestra existencia.

 

<< El camino de la mente libre >>

Tarthang Tulku

Edi. Grupo Editorial Pax

México D. F.

Colección : BODHI

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